Los protocolos de consulta pueden adoptar múltiples formas e implicaciones en lo que se refiere a los pueblos indígenas y al gobierno o a las ONG que pretenden colaborar con ellos en sus territorios. Habiendo experimentado resultados nocivos y extractivos de protocolos diseñados por personas de fuera de la comunidad, el pueblo Wayana en Suriname creó uno propio, que se basa en sus prácticas y valores tradicionales. En colaboración con la Fundación Mulokot liderada por personas Wayana, Nia Tero y Survival Cultural, hemos creado esta guía que contiene pasos clave, aprendizaje y asesoramiento para otras comunidades que buscan compilar su propio protocolo de consulta.
Jupta Itoewaki es una de las personas de la comunidad que lideraron el proceso. Es una joven Wayana, madre, defensora de la Tierra y presidenta de la Fundación Mulokot dirigida por personas Wayana. En mayo de 2023, en elEncuentro del Earth Defenders Toolkit en Tena, Ecuador, Jupta presentó el protocolo con otras 40 personas defensoras de la tierra de 11 países y compartió más información a través de conversaciones.
“Es importante proteger a nuestro pueblo, a nuestra comunidad, a nuestros líderes y a las decisiones que tomamos. Muchas veces, los extranjeros vienen a nuestra comunidad y preguntan ¿quién es el líder de esta comunidad? sólo quieren hablar con esa persona pero casi todo en una comunidad se hace colectivamente porque la tierra no es de una sola persona: el río, el bosque, los animales, no son propiedad de una persona, es de toda la colectividad, de las infancias, de las abuelas. Es importante recordar a los que vienen de fuera, que incluso si hablan con una persona, esa persona no tiene un mandato ni la autoridad para decidir por todo un grupo”
Viven alrededor de 800 personas Wayana en Surinam y 2500 en total, por un territorio que se extiende más allá de las fronteras que ahora conocemos como Brasil y Guyana Francesa. Jupta es de Kawemhakan, un pueblo de alrededor de 100 personas que ella describe como “un hub” en el bosque, donde la gente de la capital entra y sale para llegar a los campos de minería de oro. Los vuelos regulares locales -raros en otros lugares cercanos- se han convertido en puertas para que las instituciones gubernamentales y las organizaciones ambientales entren en el territorio de la región del norte de la Amazonía.
La idea del protocolo comenzó hace un par de años con la llegada del programa noruego REDD+ a Surinam y Guyana, focalizado en proporcionar pagos basados en resultados para la reducción de emisiones de la reducción de la reforestación. El programa llegó (como muchos otros) con propuestas ambientales y soluciones centradas en términos extranjeros de desarrollo y conservación. Estuvieron de acuerdo en colaborar, pero el dinero permaneció en el gobierno y nunca regresaron a la comunidad.
En ese tiempo, Jupta se reunió con otros activistas indígenas de territorios de África y el Sudeste Asiático que se enfrentaban a problemas similares con el mismo programa. También asistió a una reunión con el pueblo Wayana en el lado brasileño de la frontera colonial y se enteró de cóo sus familiares estaban discutiendo un protocolo determinado localmente para protegerse de este tipo de situaciones. Así que regresó a casa, decidida a iniciar un proceso para crear uno con su comunidad.
«De eso es de lo que se trata realmente tener tu propio protocolo: una herramienta para protegernos y decidir nuestra autodeterminación, en lugar de que otras personas decidan cómo deberían comprometerse contigo. Nos llevó un año recopilar esta información. No fue fácil porque la gente pensaba de forma diferente sobre cómo debían hacerse las cosas. Tuvimos que explicar que éramos nosotros, la comunidad, no el gobierno ni las ONG. Eso era nuevo, la comunidad creando un protocolo autodeterminado para decidir por nosotros mismos qué va a pasar.»
El protocolo local está ligado a un largo camino de autodeterminación del pueblo Wayana e informado a través de un proceso de aprendizaje de la comunidad a través de espacios específicos para escuchar a los abuelos y abuelas, mujeres y jóvenes. También se basa en la identificación de las tendencias en las que la lógica colonial se manifiesta a menudo en colaboraciones establecidas bajo los términos de quienes vienen de fuera. Estas experiencias se identifican en la guía y se convierten en mecanismos a términos locales en torno al idioma, la comunicación y el ritmo en que se toman las decisiones.
«Las personas que no son de aquí no están acostumbradas a obtener un ́no’ de la comunidad. Siempre piensan que si informan a la gente, la gente dirá que sí́. A veces cuando la gente consigue una respuesta, piensan que no entendíamos lo que se dijo. Lo que no saben es que la persona está pensando, y no sólo para ellos mismos, sino para toda su comunidad. Por lo tanto, necesitamos tiempo para pensar. La gente visita durante una hora y quiere que tomes decisiones, pero no es así como funciona. Queremos que la gente sea consciente y respetuosa de cómo tomamos las decisiones y del tiempo que tardamos en hacer ciertas cosas. Si tiene que tratar con su donante, ese no debería ser nuestro problema, ese es su problema.»
El protocolo no es una puerta cerrada para las posibles colaboraciones con los pueblos de Wayana en su territorio. Es una puerta abierta, con condiciones que se basan en los procesos locales de toma de decisiones, el conocimiento y ritmos colectivos. Una que sitúa las necesidades y el bienestar de la comunidad y del territorio en el centro de las decisiones. Y uno que Jupta y las demás personas que integran del equipo Mulokot esperan que inspire a otros pueblos indígenas a crear sus propios protocolos.
La guía de diseño de protocolo ya está disponible en Wayana, Inglés y Español. ¡Échale un vistazo!